En tu vida como docente: da lo mejor de ti sin descuidar tu vida

La docencia, a partir de mi experiencia y de las historias de vida de mis compañeros, me ha llegado a concluir que debemos aprender a soltar y a ponerle límites a nuestro trabajo, ya que si no, este puede convertirse en un factor que desestabiliza muchas áreas de nuestra vida.

Si me preguntaras qué pienso sobre el  “hay que ser excelentes profesores”, yo preferiría usar el adjetivo “buenos”, en lugar de “excelentes”. Ser un 89 de 100. Tranquilo, tranquila, no pienses que estoy a favor de los profesores "barco" o que una servidora sea así. Simplemente no te recomiendo caer en los extremos: ni excelente ni barco.

Un profesor excelente, desde una filosofía romántica, debe dar una enseñanza personalizada y cultivar no solo la mente, sino el alma del discente. En términos prácticos, un docente excelente, sería aquel que además de planear un ambiente propicio e inclusivo, no solo debe considerar el aspecto académico, sino también el conductual, social, emocional y psicológico.

Eso no suena mal, y es posible si tienes grupos reducidos... Muy reducidos. Ahora bien, la realidad en México, tanto en instituciones privadas como en públicas, se aleja totalmente de esa cualidad. Y si a eso le sumas la carga administrativa... se vuelve imposible ser un docente de excelencia. O tal vez sí, pero sacrificando otras cosas.

Muchos de los docentes de excelencia que he tenido el gusto de conocer,  comparten las siguientes características:

  • Se desviven por la docencia.
  • Entregan toda la carga administrativa a tiempo.
  • Escriben comentarios personalizados en cada tarea.
  • Invierten horas y horas en el diseño de sus materiales. Les quedan preciosos.
  • Sus clases son increíbles. ¿Quién no querría ser su alumno?
  • Solo dejan de trabajar cuando están comiendo, se están bañando o están durmiendo.
  • Duermen muy pocas horas.
  • Tienen problemas gastrointestinales, ya que muchas veces no sacan tiempo para comer bien.
  • Tienen problemas de salud.
  • Los que tienen hijos casi no conviven con ellos o no les pueden dar la atención que requieren.
  • No socializan mucho fuera de la escuela.
  • Todo el tiempo hay estrés en ellos.
  • Siempre tienen arduo trabajo en los días libres.

¿Qué piensas de lo anterior? Quizá creas que estoy exagerando, pero no. Muchos profesores vuelven la docencia su vida, cuando la docencia debería ser solo PARTE de su vida. ¿Por qué dañar la salud, la vida familiar y el derecho a descansar?

Durante mucho tiempo viví de esa forma. En palabras de mi padre: siendo leal a mi trabajo, pero sin ser leal a mí. La vida me ha mostrado que ser un docente que se desvive de la forma en la que he descrito, no es sano.

Es importante aprender a soltar. Sí, APRENDER, ya que es algo que muchos no sabemos hacer. También es indispensable poner límites: Sí hay que dar lo mejor, pero sin arriesgar la salud. Recuerda que el maestro no es un superhéroe, es un humano.

Ya para finalizar, sólo me queda decir: da lo mejor de ti, sin descuidar tu vida. 

Da lo mejor de ti, recordando que tienes límites.

Da lo mejor de ti, ajustándote a las condiciones de tu escuela.

Da lo mejor de ti, aprendiendo a soltar.

Es por tu bien y el de tu familia.


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En tu vida como docente: da lo mejor de ti sin descuidar tu vida por Pizcas de docencia de Vania Cristina Pérez Couoh se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

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